Índice de contenidos:
- Qué tienes que saber antes de ir…
- Qué ver y hacer en Wadi Musa: Petra y Little Petra
- Cómo llegar
- Dónde comer
- Dónde dormir
Qué tienes que saber antes de ir…
La ciudad de Petra fue fundada a finales del siglo VIII a. C. por los edomitas, pero pasó a ser ocupada en el siglo VI a. C. por los nabateos, quienes vivieron allí durante mucho tiempo y la convirtieron en una capital prospera debido a su ubicación clave en la ruta de las caravanas que llevaban incienso, especias y otros productos de lujo entre Egipto, Siria, Arabia y el sur del Mediterráneo.
Hacia el siglo VI d. C., el cambio de las rutas comerciales y los terremotos sufridos, causaron el abandono de la ciudad. El enclave cayó en el olvido hasta que en 1812 fue redescubierto para el mundo occidental por el explorador suizo Jean Louis Burckhardt.
Se trata de una ciudad literalmente excavada y esculpida en la piedra, cuyos restos más distinguidos son las fachadas de los edificios conocidos como Khazneh (el Tesoro) y Deir (el Monasterio). Estos edificios, entre otros, forman un conjunto monumental único que desde 1985 es Patrimonio de la Humanidad y desde 2007 es considerado como una de las Siete Maravillas del Mundo.
Qué ver y hacer en Wadi Musa: Petra y Little Petra
Petra es un destino ineludible para quienes viajan a Jordania. Especialmente para los amantes de la historia antigua, así como también para todos aquellos que se quedaron maravillados viendo los escenarios de la película Indiana Jones y la Última Cruzada.
No obstante, a pesar de que su entrada es gratuita y hay mucha menos gente, aún son pocos los que aprovechan su estada en la zona para descubrir Little Petra. El pequeño enclave, que forma parte del parque arqueológico de Petra aunque se accede a él por separado, se incluye en la inscripción de Petra como Patrimonio de la Humanidad.
Llegamos al hotel de Wadi Musa a media mañana, antes de la hora prevista para el check-in, así que decidimos irnos directamente a explorar Little Petra. El parking estaba casi vacío, solo había algunos beduinos vendiendo recuerdos y bocadillos y, al no tener que pagar entrada, nos adentramos directamente al recinto.
Los arqueólogos creen que la pequeña Petra fue fundada en el siglo I, cuando la cultura nabatea estaba en su apogeo en la región. Probablemente, el complejo era un suburbio de Petra, donde vivían sus comerciantes más poderosos. Después del declive de los nabateos, el sitio se vació y fue utilizado únicamente por los nómadas beduinos.
Paseando por el lugar me di cuenta de que, aunque allí no iba a encontrar el famoso edificio del Tesoro, su magia residía en el hecho de poder descubrir parte de Petra de una forma mucho más auténtica: a mi ritmo, sintiendo el lugar, sin aglomeraciones, sin flashes…
Al principio del recorrido te vas a encontrar el pequeño santuario de Dushara, el dios principal de los nabateos. A su alrededor, hay varios locales y casas esculpidas en la piedra, la mayoría compuestas por una habitación grande con un espacio en el centro para encender fuego y con largos bloques de piedra a su alrededor, a modo de cama.
En el extremo oeste del cañón, una serie de escalones conducen a lo alto de una roca, desde donde se supone que hay vistas panorámicas de la región. Sinceramente, nada del otro mundo. Además, la zona se ve desvirtuada por un mini mercadillo que los locales han montado en el lugar. A pesar de esto, en este punto nace un sendero de 6 km, no muy frecuentado, que te lleva hasta el edificio Deir (el Monasterio) de Petra. Los beduinos se van a ofrecer a hacerte de guía por el camino.
Cuando salimos de Little Petra ya era tarde y nos fuimos a Wadi Musa a comer. Un poco después, hicimos el check-in al hotel.
El recepcionista nos intentó vender un pequeño tour para ir a ver la puesta de sol a lo alto del pueblo. De hecho, fue la única vez que hablamos con él, ya que tenía un gran televisor en la recepción que emitía todo el día en directo desde la Gran Mezquita de La Meca y, cada vez que entrábamos al hotel, nos lo encontrábamos rezando. Rechazamos el tour. La verdad que las habitaciones del hotel ofrecían una bonita panorámica de la zona, desde donde ver tranquilamente una preciosa puesta de sol. Además, teníamos nuestro coche, tampoco nos hubiera hecho falta contratar un tour para subir en bus a lo alto del pueblo…
La mañana siguiente, salimos temprano del hotel dirección a Petra, para evitar, dentro de lo posible, la aglomeración de turistas. Petra es otra realidad. Te sangran con el precio de la entrada, turistas aquí y allá, y un continuo e insistente agobio por parte de la gente local para venderte absolutamente todo. Vas a acabar el día afónico de tanto decir “No, thank you”. A pesar de esto, creo que vale la pena visitar los emblemáticos edificios, caminos y cañones que componen esta Maravilla del Mundo.
El Siq es el acceso principal a la antigua ciudad de Petra. Se trata de un cañón de aproximadamente 1,5 km de longitud y hasta 200 metros de altura, que en su lugar más estrecho mide apenas dos metros de ancho. El camino desemboca en uno de los edificios más emblemáticos de Petra, el Khazneh o Tesoro.
La llegada al Tesoro es una experiencia imponente. Su inmensa fachada, de 30 m de ancho y 43 m de alto, esculpida directamente sobre la rojiza roca entorno al siglo I a.C., es una muestra del talento para la ingeniería de este antiguo pueblo.
El Tesoro es la primera de las muchas maravillas que vas a encontrar en Petra. Existen cientos de tumbas excavadas en la roca con complicados grabados, obeliscos, templos, altares para sacrificios, calles con columnas, un teatro con capacidad para 3.000 espectadores, etc., etc. En fin, que te podrías pasar días visitando el área y aún no lo habrías visto todo.
Pero como tampoco es cuestión de obsesionarse, mi recomendación es que vayas siguiendo el camino principal sin desviarte mucho, hasta llegar al inicio del camino que sube hasta el Deir o Monasterio. En esta ocasión, aunque tendrás que subir unos 800 peldaños excavados en la roca, probablemente bajo un sol de justicia, sí que te recomiendo que hagas el camino. Merece la pena. El Monasterio y el Tesoro son los dos edificios más majestuosos e imponentes de Petra.
Después de hacer el recorrido de vuelta y siendo ya media tarde, salimos del recinto de Petra rumbo al pueblo de Dana.
Cómo llegar
Wadi Musa es la localidad más cercana a Petra. Si vas en coche, te vas a plantar al Centro de Visitantes de Petra en menos de 5 minutos y a Little Petra en 15 minutos, lo que hace de la ciudad un lugar perfecto para alojarse.
La ciudad de Wadi Musa se sitúa unos 100 km al norte del desierto de Wadi Rum, a 1h y 45 minutos en coche. Si vienes del norte, la ciudad se encuentra a unos 60 km del pueblo de Dana, lo que se traduce en un recorrido de 1h en coche.
Dónde comer
Si te alojas en Wadi Musa, puedes aprovechar para darte un paseo por la ciudad y buscar un lugar donde comer. Es una ciudad pequeña, pero hay mucho ambiente por parte de la gente local. La mayoría de puestos de comida, tienen sus brasas en la calle, justo delante del establecimiento. Aunque los precios están hinchados, en general sirven buena comida.
Dónde dormir
En esta ocasión, nos alojamos en el Petra Sella Hotel de Wadi Musa. Personalmente, creo que es una de las mejores opciones de alojamiento disponibles para visitar Petra y Little Petra. Este hotel cuenta con unas habitaciones limpias, modernas y con precio razonable, a poca distancia de Petra. Lo mejor del hotel es, sin duda, la vista panorámica de Wadi Musa que se tiene desde las habitaciones.