Índice de contenidos:

  1. Qué tienes que saber antes de ir…
  2. Qué ver y hacer en el mar Muerto
  3. Cómo llegar
  4. Dónde comer
  5. Dónde dormir

Qué tienes que saber antes de ir…

El mar Muerto es un lago salado situado en el Valle del Rift de Jordania, en una profunda depresión a 435 metros bajo el nivel del mar. Fronterizo con Cisjordania e Israel en el oeste, sus características lo convierten en el punto más bajo sobre la faz de la tierra y sus duras condiciones impiden que exista ningún tipo de vida en él. De ahí su nombre.

El mar Muerto tiene unos 80 km de largo y unos 16 km de ancho. Esta amplia extensión de agua es el destino final de varios ríos, entre los que se encuentra el río Jordán. Una de las razones por las que el mar Muerto es tan salado, se debe a que las aguas que llegan allí no encuentran salida y, una vez se han evaporado, los minerales que trajeron con ellas se quedan allí para siempre, dejando una densa y rica mezcla de sales y minerales.

El agua del mar Muerto tiene una densidad de 1.24 kg / litro, lo que hace que el cuerpo humano pueda flotar sin esfuerzo en el agua, debido a su menor densidad.

Panorámica del Mar Muerto en Jordania
Mar Muerto en Jordania

Qué ver y hacer en el mar Muerto

La atracción principal del mar Muerto son sus aguas cálidas e increíblemente flotantes, ricas en sales y minerales, donde podrás vivir la experiencia de flotar fácilmente en el agua y empaparte de sus saludables barros. Eso sí, una vez te hayas cubierto de barro y hayas flotado por un máximo de 20 minutos en sus aguas, ya no podrás hacer mucho más que relajarte en las piscinas de algún hotel y tomar el sol. Es por eso que, si no te alojas en alguno de los resorts que hay a lo largo de la orilla, te recomiendo dedicar solo la mitad del día a esta actividad.

Puesta de sol en el mar Muerto - Jordania
Mar Muerto en Jordania

Salimos del Mujib Adventure Center. El área del mar Muerto es una de las zonas más calurosas de Jordania, era agosto, mediodía y la temperatura era de 40 grados bajo un sol punzante. Si a esto le sumas el desgaste físico que sentíamos después de haber hecho barranquismo, no fue del todo extraño que al salir del parking del centro, no viéramos una pequeña palmera y la golpeáramos con el coche…

Aunque el golpe fue pequeño, un trozo del parachoques se quedó colgando y rascaba el asfalto al conducir. No sabíamos muy bien que hacer, cuando, sin pedir nada, salieron jordanos de todas partes dispuestos a remendar el parachoques con sus propias herramientas y sin pedir absolutamente nada a cambio.

Eso es algo que me chocó mucho de los jordanos. En una situación normal (entendiendo por normal que no te encontraras en apuros), eran capaces incluso de mentirte para sacarte el dinero, pero si te veían en apuros, no hacía falta ni pedirles ayuda, ellos mismos venían a ofrecerse para solucionar tu problema de forma altruista y con esmero.

Nadie sabe lo agradecida que me sentí, cuando nos ofrecieron su ayuda bajo aquellas condiciones climáticas.

Con el remiendo provisional hecho, salimos rumbo al “Oh Beach Dead Sea Hotel”.

Para bañarte en el mar Muerto dispones de varias opciones:

👉 Buscar un tramo de playa gratuito: es la opción más económica, pero tiene sus inconvenientes. Se trata de parar el coche al lado de la carretera y bajar por la orilla, buscando un camino más o menos accesible para llegar al mar. Como en las zonas públicas no hay infraestructuras, cuando salgas del agua no vas a poder ducharte, lo que es imprescindible debido a la alta salinidad.

👉 Alojarte en alguno de los resorts de la zona: aparte de ser la opción más cara, no te lo recomiendo. Estos hoteles son viejos y sus infraestructuras dejan bastante que desear, con lo que los precios que piden me parecen abusivos. Además, una vez hayas vivido la experiencia de flotar en el mar Muerto, ya no hay mucho más que hacer en la zona.
 
👉 Comprar un pase de un día: muchos hoteles de la zona venden pases de un día para bañarte en su tramo de playa y utilizar sus duchas y vestíbulos. Es la opción por la que optamos, ya que es un término medio entre las dos anteriores.

Flotar en el mar Muerto es algo que tienes que hacer si viajas a Jordania o Israel. Es una sensación muy extraña que no vas a olvidar. Cuando entras en el agua, enseguida notas la densidad y si a eso le sumas la elevada temperatura, ¡te parecerá estar bañándote en aceite! Además, cuando te empieces a adentrar, vas a notar que el agua te está intentando escupir afuera. Entonces solo te faltará levantar los pies del suelo y… ¡a disfrutar de la experiencia!

Flotando en el mar Muerto - Jordania
Flotando en el mar Muerto – Jordania

Recuerda que en el mar Muerto no se puede nadar y menos sumergirte. También tendrás que tener cuidado de no salpicarte los ojos.

Después de relajarnos un rato en la piscina del hotel y de ver la puesta de sol sobre el mar Muerto, regresamos a la casa rural a descansar. Este había sido nuestro último día en Jordania. El día siguiente cruzaríamos la frontera destino Israel.

Puesta de sol en el mar Muerto desde la piscina del hotel Oh Beach Dead Sea - Jordania
Puesta de sol en el mar Muerto – Jordania

Cómo llegar

La mejor opción para llegar al mar Muerto es el coche, como en casi todos los destinos de Jordania. No obstante, al no estar lejos de ciudades como Madaba o Ammán, también podrías plantearte la posibilidad de llegar allí en taxi.

Las principales playas del mar Muerto se encuentran a unos 40 km de Madaba (unos 45 minutos en coche) y a unos 60 km de Ammán (1 hora en coche). Si quieres aprovechar el día para hacer barranquismo en Wadi Mujib, el Mujib Adventure Center te queda solo a 20 minutos en coche (25 km).

Dónde comer

En esta zona solo vas a encontrarte resorts, así que tendrás que comer en el restaurante o el bar de alguno de ellos. Dependiendo de lo que te quieras gastar, vas a encontrar bufets libres o simplemente algo de comida rápida. En todos los casos, los precios van a estar hinchados.

Dónde dormir

Esta noche nos volvimos a alojar en la misma casa rural del día anterior, el Town of Nebo Hotel. Cuando llegamos, «Fares» estaba en la cocina preparando frutos de cactus para su familia. En cuanto nos vio, nos llamó para dejárnoslos probar y nos invitó a que cogiéramos cuantos quisiéramos. Otra nueva experiencia y ¡otra nueva muestra de su gran hospitalidad!

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